martes, 28 de agosto de 2007

Devoción bolsiverde


Los días 25 y 26 de agosto son esperados con emoción y ansiedad por los habitantes de Bolívar, en el departamento del Cauca, pues se celebran las fiestas patronales a la Virgen de la Misericordia. Allá estuvimos. No bien llegamos, nos dirigimos al templo levantado en su honor, que estaba en pleno proceso de embellecimiento para la celebración del esperado evento. Por grupos, la gente hacía su labor: unos barrían, otros elaboraban festones y guirnaldas, los de más allá arreglaban el carro que llevaría la imagen sagrada, unas señoras adornaban las imágenes del templo, mientras en un rincón el polvorero armaba el castillo de pólvora. A eso de las siete de la noche, tras un fervoroso rosario, la imagen de la patrona del pueblo recorrió la quebrada geografía de este histórico municipio. La procesión la abría la chirimía, seguida de la virgen en andas que era acompañada por los rezos de la feligresía y los sacerdotes del pueblo y de localidades vecinas. Nuestro equipo de producción registró estos eventos, lo mismo que la misa posterior y la quema del castillo, que siempre es uno de los actos más atractivos de esta fiesta. En la mañana del otro día, después de la misa de diez, acompañamos la peregrinación al cerro de la virgen. Si bien se puede llegar en carro hasta cierto punto, la trepada al cerro se hace a pie, pasando por varias estaciones que están custodiadas por ángeles de yeso. Aunque la subida representa cierto esfuerzo, todos hacen el camino: jóvenes, niños, adultos y ancianos, hombres y mujeres, habitantes del pueblo y visitantes. Allá, en la peña donde se apareció la virgen, los sacerdotes se turnan para oficiar las varias ceremonias que se llevan a cabo. Ya de bajada, recogimos y guardamos con cuidado los recordatorios y novenas que amablemente nos regalaron, como una manera de tener presente nuestra peregrinación al cerro.