lunes, 24 de septiembre de 2007

Sobre la corona del macizo.



Para ver el álbum fotográfico haga clic sobre la fotografía.
Sobre la vía Panamericana existen varias puertas de entrada al macizo colombiano. Una de ellas es Rosas, recordada entre otras cosas por ser el lugar donde se concentró la movilización maciceña del año 99. Por allí nos adentramos al macizo esta vez. La imagen que se tiene del macizo colombiano, la que nos enseñan en la primaria, es la de la “fábrica del agua” y efectivamente lo es, aunque también es mucho más que eso. Tras un viaje donde se dejan atrás los municipios de Rosas, La Sierra y La Vega se toma un desvío después del resguardo ancestral de Pancitará, se atraviesa el páramo de Barbillas, para llegar al valle de las papas y al corregimiento de Valencia. Arribamos en plenas fiestas patronales, en honor a la virgen de las Lajas. Leopoldo Anacona y Jair Álvarez, nuestros compañeros del proyecto que viven allá, ya habían socializado el proyecto con el cabildo indígena Papallakta y la comunidad campesina y tenían todo preparado para el rodaje. Por supuesto, grabamos la misa y la procesión, en la que participan las siete veredas del corregimiento. En medio de la lluvia y el frío, estábamos a 3.200 metros de altura, tuvimos la oportunidad de entrevistar al gobernador del cabildo Robert Castillo, al ex gobernador y ahora encargado del comité de justicia Hernando Anacona, entre otros habitantes, campesinos e indígenas de la zona. Después de permanecer cuatro días en Valencia tuvimos la fortuna de subir a la laguna de La Magdalena. Salimos temprano en la mañana a la casa del taita Milo. Allí, en una maloca que tiene más de cien años, él hizo el ritual que nos preparó para coger camino. Llegamos a un cruce que es la puerta de entrada a la laguna. Milo llevó a cabo otro ritual con el que pidió permiso a los espíritus de la montaña para entrar a la laguna. Emprendimos camino a nuestro destino por el camino que comunica a Valencia con el departamento del Huila. Ya en la planicie del páramo, el taita Milo sopló su flauta tradicional para despejar el camino pues, según dijo, “los sagraditos están molestos por algo”. Llegamos a un punto donde nuevamente Milo usó su flauta para despejar nuestra entrada definitiva. Nos adentramos unos 150 metros al oeste del camino, en medio del terreno fangoso y la llovizna, para llegar a la orilla de la espectacular laguna. Una vez allí, Milo nos realizó un ritual de armonización, justo en el lugar donde nace el río Magdalena. Armonizados y felices bajamos a la cabecera de Valencia para armar maletas y coger camino hacia nuestro próximo destino.

lunes, 10 de septiembre de 2007

En las faldas de La Vieja.

Álbum 1ra. salida de producción
Ver álbum 1ra. salida de producción

Esta salida de producción ya presentaba diferencias con las anteriores, donde sólo habíamos registrado fiestas patronales. Aquí se puede decir que realmente empezamos a grabar todos los seis ejes que componen la maleta documental maciceña: cultura, economía, organizaciones sociales, territorio, poblamiento y bonanzas (Para ver el álbum fotográfico haga clic sobre la fotografía). Comenzamos por Santa Rosa, un municipio ubicado sobre la falda occidental de la cordillera central, al lado de las torrentosas aguas del río Caquetá, que corren juveniles y poderosas por el inmenso cañón rumbo al Putumayo. Por allí pasaron, un siglo atrás, los colonos que iban tras la quina y el caucho. La extracción de madera y el cultivo de coca serían las bonanzas que años después harían su presencia en la región. Rastreando las huellas que nos permitieran acercarnos a la realidad de esta región subimos desde El Carmelo –corregimiento que es la puerta de entrada a Santa Rosa- al cerro de La Factoría, una loma que aún provee madera a los leñadores del lugar. Nuestros productores de campo, beneficiarios de los talleres de formación, Hugo Bravo, Javier Joaquí Papitas y Jesús Hoyos nos condujeron por los senderos. Desde allá la vista es impactante: el río Caquetá serpentea por el cañón dominado por montañas que evidencian el deterioro y la deforestación por la tala, un problema sin duda gravísimo que ahora tiene un ingrediente más serio: desde hace poco el pueblo hace parte del Parque Nacional Natural Doña Juana, y sus habitantes denuncian no sentirse beneficiados sino perjudicados por este hecho. En El Carmelo también grabamos entrevistas y unas escenas con los niños de la escuela. De vuelta a la cabecera municipal, entre otras tareas planeadas para el rodaje, nos dimos a la tarea de investigar los vestigios de las bonanzas de comienzos del siglo XX. Visitamos unos tanques que servían para lavar la quina y decidimos subir al cerro La Vieja a buscar algún árbol de la misma. Nos internamos en el bosque de niebla andino, acompañados de otros dos amigos del lugar. No vimos ningún ejemplar de quina, pero si tuvimos que caminar por pedazos de monte recién convertidos en potreros fangosos. La cosa es grave. Partimos hacia Caquiona, con una parada en El Morro, donde grabamos la Orquesta Andina de la Institución Educativa San José del Morro y una obra de teatro de los alumnos dicha institución. De nuevo en Caquiona, realizamos varias entrevistas y registramos las clases de lengua quechua impartidas por la Profesora Omaira Anacona. Esta primera salida larga a rodar nos dejó satisfechos: el plan de rodaje se cumplió y encontramos gratas sorpresas que definitivamente enriquecerán el contenido de los documentales.