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miércoles, 7 de noviembre de 2007
De paso por Nariño.
martes, 30 de octubre de 2007
Al calor de Patía.
Ver álbum 5ta. salida de producción. |
Si bien habíamos planeado no salir de rodaje en la semana previa de las elecciones (se sabe que la época no es la mejor para andar por las carreteras), hicimos una rápida visita a Patía y Galíndez, donde nos interesaba registrar algunas actividades relacionadas con las escuelas de las dos localidades. No tuvimos contratiempos, a pesar del entorno electoral. Regresamos a recargar baterías y a prepararnos para nuestro último rodaje.
lunes, 22 de octubre de 2007
Recorriendo los caminos reales.
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martes, 9 de octubre de 2007
Por los pisos del macizo.
Esta salida de rodaje era la más larga de las que habíamos planeado en nuestro cronograma de producción e implicaba visitar 5 localidades distintas, en diferentes regiones y pisos térmicos.
En pleno verano volvimos a Capellanías, aunque podemos preguntarnos si alguna vez nos hemos ido del todo, y por supuesto, todo estaba ya organizado por Capello. Grabamos a las señoras que todavía sacan sal de un salado o pozo de agua y después Aristides, compositor e integrante del Son de Capellanías, nos interpretó una canción tradicional en homenaje a estas mujeres. De Capellanías viajamos a Sucre, donde Miguel Ruiz, Johnny Ruiz, Karen Dorado, Efrén Gironza y Wilmer Gómez, ya habían adelantado el trabajo de preproducción.
En Sucre hicimos varias jornadas de grabación, no solamente en su cabecera municipal sino también en algunas de sus veredas. El proceso organizativo de este corregimiento vuelto municipio era uno de los temas que más nos interesaba explorar. Con todo, no nos quedamos sin visitar nuevamente el “Charco del Burro”, antes de partir hacia Lerma. Allá nos esperaban nuestros compañeros Guillermo Meneses y John Albert López, quienes nos invitaron a una reunión con un grupo de líderes comunitarios del corregimiento para compartir lo que íbamos a hacer y para planear las grabaciones, que desde un comienzo se mostraron extensas. Por eso quedó establecido que tendríamos que volver a Lerma después, pues el tiempo que teníamos en este recorrido no nos iba a alcanzar. De todos modos logramos subir al cerro, acompañados de nuestros compañeros de los talleres y de otros amigos lermeños como Tocayo, Gato, Galíndez y su hijo Diego. La trepada a la cima del cerro nos tomó unas cuatro horas a los más lentos. La parte final de la subida exige escalar por rocas a punta de uñas y esfuerzo. Llegamos en la noche y desde allá nos dedicamos a “linterniar”: alumbrar con linterna hacia Lerma y sus veredas para recibir respuestas de otras linternas desde allá: una costumbre con la que se saluda a los que logran llegar a la cima. Al amanecer grabamos las escenas sobre la historia y las leyendas del cerro.
Con el cansancio por la dura jornada (que duró varios días) terminamos de grabar algunas cosas en Lerma y nos dirigimos a Mercaderes, pero tuvimos que quedarnos en Galíndez pues el puente estaba en mantenimiento. Sin duda lo agradecimos: bajamos al río San Jorge a tirar baño y –entrados en gastos- fuimos a dar a un festival que se celebraba en la escuela de Patía, donde nos gozamos al Son del Tuno.
En Mercaderes nos esperaban –aparte de Roger Figueroa, nuestro compañero de los talleres de capacitación- el profesor Jaime Solarte y Fabio Velasco, dos amigos de esos que uno querría tener en todas partes. Gran parte de lo que buscábamos en Mercaderes eran los testimonios de la bonanza maicera. Recorrimos también la zona rural del municipio por la vía a San Joaquín, y en la pequeña pero lindísima finca de Guillermo Guerrero nos empachamos de sandía hasta más no poder.
Desde tierra caliente, Mercaderes, trepamos al frío de El Rosal, donde celebraban su fiesta patronal en honor a la Virgen del Rosario. Aparte del registro de la fiesta, con una presentación de Los Caucanitos incluida, básicamente recogimos testimonios acerca de la historia del pueblo. También bajamos al Valle de Jambimbal, un lugar que cuando está azotado por el verano obliga a la gente a armarse de paciencia para poder conseguir una poma de agua, y donde a pesar de su precaria situación económica nos brindaron un plato de comida con mucho cariño.
El macizo, sin duda alguna, es más que agua, que por demás ya escasea. Es un territorio lleno de contrastes en sus paisajes, sus gentes, sus climas. Está lleno de retos: a su gran riqueza natural –amenazada, es cierto- hay que encontrarle una manera de coexistencia con las necesidades apremiantes de sus habitantes.
lunes, 24 de septiembre de 2007
Sobre la corona del macizo.
Para ver el álbum fotográfico haga clic sobre la fotografía. Sobre la vía Panamericana existen varias puertas de entrada al macizo colombiano. Una de ellas es Rosas, recordada entre otras cosas por ser el lugar donde se concentró la movilización maciceña del año 99. Por allí nos adentramos al macizo esta vez. La imagen que se tiene del macizo colombiano, la que nos enseñan en la primaria, es la de la “fábrica del agua” y efectivamente lo es, aunque también es mucho más que eso. Tras un viaje donde se dejan atrás los municipios de Rosas, La Sierra y La Vega se toma un desvío después del resguardo ancestral de Pancitará, se atraviesa el páramo de Barbillas, para llegar al valle de las papas y al corregimiento de Valencia. Arribamos en plenas fiestas patronales, en honor a la virgen de las Lajas. Leopoldo Anacona y Jair Álvarez, nuestros compañeros del proyecto que viven allá, ya habían socializado el proyecto con el cabildo indígena Papallakta y la comunidad campesina y tenían todo preparado para el rodaje. Por supuesto, grabamos la misa y la procesión, en la que participan las siete veredas del corregimiento. En medio de la lluvia y el frío, estábamos a 3.200 metros de altura, tuvimos la oportunidad de entrevistar al gobernador del cabildo Robert Castillo, al ex gobernador y ahora encargado del comité de justicia Hernando Anacona, entre otros habitantes, campesinos e indígenas de la zona. Después de permanecer cuatro días en Valencia tuvimos la fortuna de subir a la laguna de La Magdalena. Salimos temprano en la mañana a la casa del taita Milo. Allí, en una maloca que tiene más de cien años, él hizo el ritual que nos preparó para coger camino. Llegamos a un cruce que es la puerta de entrada a la laguna. Milo llevó a cabo otro ritual con el que pidió permiso a los espíritus de la montaña para entrar a la laguna. Emprendimos camino a nuestro destino por el camino que comunica a Valencia con el departamento del Huila. Ya en la planicie del páramo, el taita Milo sopló su flauta tradicional para despejar el camino pues, según dijo, “los sagraditos están molestos por algo”. Llegamos a un punto donde nuevamente Milo usó su flauta para despejar nuestra entrada definitiva. Nos adentramos unos 150 metros al oeste del camino, en medio del terreno fangoso y la llovizna, para llegar a la orilla de la espectacular laguna. Una vez allí, Milo nos realizó un ritual de armonización, justo en el lugar donde nace el río Magdalena. Armonizados y felices bajamos a la cabecera de Valencia para armar maletas y coger camino hacia nuestro próximo destino.
lunes, 10 de septiembre de 2007
En las faldas de La Vieja.
Ver álbum 1ra. salida de producción |
Esta salida de producción ya presentaba diferencias con las anteriores, donde sólo habíamos registrado fiestas patronales. Aquí se puede decir que realmente empezamos a grabar todos los seis ejes que componen la maleta documental maciceña: cultura, economía, organizaciones sociales, territorio, poblamiento y bonanzas (Para ver el álbum fotográfico haga clic sobre la fotografía). Comenzamos por Santa Rosa, un municipio ubicado sobre la falda occidental de la cordillera central, al lado de las torrentosas aguas del río Caquetá, que corren juveniles y poderosas por el inmenso cañón rumbo al Putumayo. Por allí pasaron, un siglo atrás, los colonos que iban tras la quina y el caucho. La extracción de madera y el cultivo de coca serían las bonanzas que años después harían su presencia en la región. Rastreando las huellas que nos permitieran acercarnos a la realidad de esta región subimos desde El Carmelo –corregimiento que es la puerta de entrada a Santa Rosa- al cerro de La Factoría, una loma que aún provee madera a los leñadores del lugar. Nuestros productores de campo, beneficiarios de los talleres de formación, Hugo Bravo, Javier Joaquí Papitas y Jesús Hoyos nos condujeron por los senderos. Desde allá la vista es impactante: el río Caquetá serpentea por el cañón dominado por montañas que evidencian el deterioro y la deforestación por la tala, un problema sin duda gravísimo que ahora tiene un ingrediente más serio: desde hace poco el pueblo hace parte del Parque Nacional Natural Doña Juana, y sus habitantes denuncian no sentirse beneficiados sino perjudicados por este hecho. En El Carmelo también grabamos entrevistas y unas escenas con los niños de la escuela. De vuelta a la cabecera municipal, entre otras tareas planeadas para el rodaje, nos dimos a la tarea de investigar los vestigios de las bonanzas de comienzos del siglo XX. Visitamos unos tanques que servían para lavar la quina y decidimos subir al cerro La Vieja a buscar algún árbol de la misma. Nos internamos en el bosque de niebla andino, acompañados de otros dos amigos del lugar. No vimos ningún ejemplar de quina, pero si tuvimos que caminar por pedazos de monte recién convertidos en potreros fangosos. La cosa es grave. Partimos hacia Caquiona, con una parada en El Morro, donde grabamos la Orquesta Andina de la Institución Educativa San José del Morro y una obra de teatro de los alumnos dicha institución. De nuevo en Caquiona, realizamos varias entrevistas y registramos las clases de lengua quechua impartidas por la Profesora Omaira Anacona. Esta primera salida larga a rodar nos dejó satisfechos: el plan de rodaje se cumplió y encontramos gratas sorpresas que definitivamente enriquecerán el contenido de los documentales.
martes, 28 de agosto de 2007
Devoción bolsiverde
Los días 25 y 26 de agosto son esperados con emoción y ansiedad por los habitantes de Bolívar, en el departamento del Cauca, pues se celebran las fiestas patronales a la Virgen de la Misericordia. Allá estuvimos. No bien llegamos, nos dirigimos al templo levantado en su honor, que estaba en pleno proceso de embellecimiento para la celebración del esperado evento. Por grupos, la gente hacía su labor: unos barrían, otros elaboraban festones y guirnaldas, los de más allá arreglaban el carro que llevaría la imagen sagrada, unas señoras adornaban las imágenes del templo, mientras en un rincón el polvorero armaba el castillo de pólvora. A eso de las siete de la noche, tras un fervoroso rosario, la imagen de la patrona del pueblo recorrió la quebrada geografía de este histórico municipio. La procesión la abría la chirimía, seguida de la virgen en andas que era acompañada por los rezos de la feligresía y los sacerdotes del pueblo y de localidades vecinas. Nuestro equipo de producción registró estos eventos, lo mismo que la misa posterior y la quema del castillo, que siempre es uno de los actos más atractivos de esta fiesta. En la mañana del otro día, después de la misa de diez, acompañamos la peregrinación al cerro de la virgen. Si bien se puede llegar en carro hasta cierto punto, la trepada al cerro se hace a pie, pasando por varias estaciones que están custodiadas por ángeles de yeso. Aunque la subida representa cierto esfuerzo, todos hacen el camino: jóvenes, niños, adultos y ancianos, hombres y mujeres, habitantes del pueblo y visitantes. Allá, en la peña donde se apareció la virgen, los sacerdotes se turnan para oficiar las varias ceremonias que se llevan a cabo. Ya de bajada, recogimos y guardamos con cuidado los recordatorios y novenas que amablemente nos regalaron, como una manera de tener presente nuestra peregrinación al cerro.
martes, 10 de julio de 2007
Visita a Mamá Concia
Visita a Mamá Concia |
Cuenta la tradición que hace unos cuatro siglos una niña indígena encontró una muñeca a la vera del camino. Feliz, llamó sus padres. Ellos entendieron que se trataba de una virgen, una virgen indígena y la llevaron a su casa para venerarla. Al despertar al día siguiente la virgen no estaba en el altar y fue encontrada donde la había visto la niña. Después de varias idas y vueltas, la virgen fue dejada en el lugar de origen. Y desde entonces hasta ahora allí llegan los peregrinos a adorarla. Ese lugar es hoy el resguardo indígena ancestral de Caquiona, en el municipio de Almaguer. Llegamos a Caquiona en plenas alumbranzas, que son recorridos por las veredas donde llevan las imágenes sagradas de la virgen y los santos para el culto de sus habitantes. En la noche, después de la misa, fuimos testigos de la procesión de antorchas a la patrona del pueblo, en medio de la devoción y el recogimiento de los creyentes. Con Robi Nelson Jiménez, nuestro compañero y productor de campo en la zona, organizamos el plan de trabajo para poder grabar los eventos de la fiesta patronal, empezando con la quema del castillo, hacia la medianoche. A las cuatro de la mañana acompañamos a las chirimías y a la banda del colegio en lo se le llama la alborada. Antes de las ocho de la mañana el profesor Andrés y otros fieles estaban terminando de engalanar el anda donde la virgen haría el recorrido de la procesión. Hacia las once de la mañana el pueblo entero acompañó a Mama Concia por las calles de Caquiona, junto con las chirimías de veredas y corregimientos, lideradas éstas por los tres mejores flautistas de la región que se juntaron en esta ocasión inolvidable. Una fiesta patronal para recordar, sin duda alguna.
domingo, 24 de junio de 2007
Capellanías tiene su son.
Capellanías tiene su son |
El calor abrasante del piedemonte maciceño, la alegría del reencuentro con los que vienen de afuera, el paseo al río San Jorge y la calidez de los habitantes de Capellanías, hacen de sus fiestas patronales una experiencia de extremo gozo. Desde muy temprano en la mañana nuestro compañero y productor de campo en la zona Arley Muñoz, el popular Capello, estuvo pendiente de la llegada del equipo de realización. Esta vez, a diferencia de nuestra visita durante los talleres itinerantes, hicimos el recorrido desde La Carbonera en carro y no de a caballo. Llegamos a grabar justo en el momento en que se iniciaba la competencia de despescuezada de gallos, que se hace a galope en caballo. Entre los ganadores estuvo Erney Angulo, con quien la vez pasada habíamos visitado los salados o pozos de agua salada, de donde todavía se extrae una sal apetecida por sus cualidades curativas. En las próximas fiestas patronales de San Pedro y San Pablo Erney repondrá los dos gallos que ganó esta vez. En la tarde se jugaron los primeros encuentros del torneo de fútbol y los jurados de la competencia al mejor caballo tomaron sus apuntes, mientras nosotros nos fuimos de baño al San Jorge, para refrescarnos y prepararnos para la noche. Después de comer en las toldas nos fuimos a registrar las riñas de gallos. Capello nos presentó a las amigas, a la novia y a la prima que había venido a la fiesta desde lejos, al igual que lo hacen muchos lugareños. Casi a la medianoche, en la caseta “La Tremenda” comenzó lo que todos estábamos esperando: el toque de Son de Capellanías. Y ahí la cosa se puso dura. El son tocó una y otra vez lo mejor de su repertorio y nadie quería parar de bailar. El amanecer llegó y a muchos no les impidió seguir con la parranda. Con el calor del sol mañanero la rumba se fue apagando y nosotros alistamos equipaje muy a nuestro pesar. La profesora Ebdalí y Capello nos ayudaron a conseguir los caballos para salir por el Patía, vadeando 13 veces el río San Jorge y una vez el río Guachicono, pues uno de los encantos de la visita a Capellanías es recorrer los parajes maravillosos de esta ruta, que siempre regala espectaculares atardeceres.
domingo, 10 de junio de 2007
El camino recorrido...
Ver álbum proceso de capacitación |
Perspectivas
Perspectivas del Proyecto de Comunicación Audiovisual
“Huellas e Imágenes del Macizo”
“Huellas e Imágenes del Macizo”
- Fortalecimiento organizativo, de gestión y formación de la red de comunicadores audiovisuales Huellas e Imágenes del Macizo.
- Elaboración de un banco de proyectos audiovisuales del Macizo para la continuidad de los procesos de reconocimiento sociocultural.
- Difusión de material audiovisual propio a través de canales locales de TV. y otros espacios de participación comunitaria (tertulias maciceñas, video foros)
- Creación del Festival Audiovisual Maciceño, como espacio para el encuentro, la integración y difusión de los productos audiovisuales locales y regionales.
- Participación en festivales audiovisuales alternativos, nacionales e internacionales, referentes a procesos comunitarios.
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