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Para nuestra última salida tomamos la decisión de variar el modus operandi: las grabaciones serían lideradas por los beneficiarios del proyecto de capacitación que habían demostrado, a lo largo del rodaje, interés en el trabajo audiovisual (y que además tuvieran tiempo disponible). Algo así como el All Stars de Huellas e Imágenes.
Partimos a San Lorenzo, Nariño, acompañados por Wilmer Gómez y Johnny Ruiz, de Sucre y Arley Muñoz
Capello, de Capellanías. En San Lorenzo encontramos un trabajo organizativo comunitario que lleva años y que es visible incluso para los ojos más desprevenidos. Es uno de los lugares más bonitos que hemos conocido. Después tomamos la carretera que pasa por Taminango para salir nuevamente a la Panamericana, donde cogimos hacia el norte para llegar a Remolino, un poblado de carretera que creció en las épocas de la bonanza cocalera.
Luego de grabar en Remolino subimos a Alto de Mayo. Ubicado en un filo desde el que se ve el Valle del Patía, Alto de Mayo parece existir fuera de nuestro tiempo: los únicos indicios de esta época son los tarros plásticos y el cemento; por lo demás, no tienen acueducto, ni energía, ni mucho menos alcantarillado. Las familias deben caminar una hora y luego hacer cuatro o cinco horas de espera en una quebrada para llenar unas cuantas pomas de agua, día de por medio. Para solucionar esto, a algún terrateniente se le ocurrió venderle a la alcaldía de Mercaderes un pedazo de tierra para reubicar el pueblo, sin preguntarle a la comunidad qué pensaba ni que nadie se preocupara, paradójicamente, por el suministro de agua. Hoy, las casas deshabitadas de Esperanzas de Mayo –el pomposo nombre con el que fue bautizado- son un amargo ejemplo de la situación de estas gentes.
Ya en El Bordo, los compañeros de Santa Rosa Hugo Bravo y Javier Joaquí Papitas, relevaron a Johnny, Wilmer y
Capello. En Lerma nos esperaban John López y Guillermo Meneses y más tarde llegó Aníbal Bedoya desde El Bordo. En Lerma indagamos acerca de la época de la bonanza cocalera y las repercusiones sociales y económicas para sus pobladores. Allí fue nuestro último día de rodaje. Más o menos dos meses y medio nos tomó este recorrido por el macizo.
Coda
Ahora viene la etapa de post producción. Y luego la realización de las tertulias maciceñas, eventos donde socializaremos los documentales en los lugares que visitamos durante la producción. Como diría un viejo tema de Rubén Blades: “seguiremos informando, por favor manténganse en sintonía”.